Cambio, transformación, movimiento, estas cualidades son rasgos fundamentales del flujo natural del mundo, sin embargo, cuando hablamos de arte, una de las concepciones mas difundidas es la de algo estático, inerte, inalterable, un objeto que no interactúa ni se relaciona con su entorno, más allá de la impresión que causa en el mismo, pero esta característica no es absoluta, y solo representa a una sección especifica de todo el arte, que coincide usualmente con el arte antiguo. Por otro lado, el artista que nos compete hoy hace todo lo contrario, pues realizando su obra en y a partir de la naturaleza, utiliza los procesos de esta como factores de cambio que alteran su creación, dándole dinamicidad y movimiento. Su nombre es Andy Goldsworthy. 

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Andy Goldsworthy (Cheshire, Inglaterra, 1956) es un escultor, fotógrafo y ecologista británico el cual es reconocido como como uno de los mayores exponentes del Land-Art, y aunque no encaje del todo dentro de esta corriente, su trabajo si se encuentra enfocado a la tierra, más específicamente a la naturaleza, sus formas y sus procesos, utilizando los elementos de esta para crear sus obras, las cuales da a al entorno como una forma de tributo manteniendo simplemente el registro fotográfico o en video del proceso de realización de la obra y su resultado.   

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Viviendo gran parte de su vida en contacto constante con la naturaleza, Goldsworthy desarrollo una relación extremadamente intima con esta, convirtiéndose su relación con la misma en una necesidad imperante en él, y esto lo expresa en su trabajo como artista, donde no solo reorganiza las formas naturales sino que las entiende y forma un vinculo con ellas, no importándole el resultado o la perpetuidad de la obra, sino la experiencia que obtiene al hacerla, por lo que la verdadera obra no yace únicamente en el resultado sino en el proceso de creación y transformación de la misma.

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Este artista -debido a su experiencia de vida- entiende el flujo de la naturaleza, sus componentes y su continuidad cambiante, e implementa en sus obras esta característica, dando como resultado un arte único y cambiante, enfatizando en los conceptos de construcción, destrucción, fugacidad y cambio. Goldsworthy es consciente de su entorno y, sobre todo, es consciente del tiempo, no como una linealidad o un concepto abstracto, sino como un ente, un motor de cambio. Él concibe a la naturaleza y sobre todo al tiempo que transcurre en esta como autores activos que modifican la obra, en ocasiones destruyéndola, en ocasiones cambiándola, inscribiendo en esta el impulso de cambio presente en todos los aspectos de la vida.